Este tratamiento se realiza con una aplicación de luz pulsada en la superficie de la piel. Esta luz se emite hacia el interior, lugar en el que logra que esta energía se vuelva calor.
Con esto se consigue que las células que llevan a cabo la coloración de los pigmentos dejen de trabajar y los vasos capilares vean disminuido su tamaño.
En nuestro centro de Medicina Estética de Zaragoza, los pulsos de luz, en cantidad e intensidad, se aplicarán según las características propias de cada persona, dependiendo de la zona donde se vaya a trabajar o cómo se encuentre la piel en ese lugar, entre otros factores.