El tiempo pasa volando y a medida que cumplimos años, inexplicablemente, se acelera aún más. Hace poco estábamos planteándonos los propósitos de año nuevo enfundados en abrigos, bufandas y guantes y hoy ya contamos con los dedos de la mano, la llegada de la primavera.
Más vitamina D, esencial para la vida.
Después de haber pasado frío, lluvia, viento…cada vez son más los días que disfrutamos de sol y temperaturas totalmente primaverales.
Además, el día se alarga y eso nos permite tener más horas de luz natural que nos aporta vitalidad y es fundamental en el organismo para la fijación del calcio y de otros minerales importantes.
El ser humano tiene dos vías para obtener Vitamina D:
- D2 que se obtiene a través de los alimentos como el pescado azul, los huevos, la margarina o los champiñones
- D3 que se obtiene a través de los rayos de luz y algunos alimentos. No todos/as asimilamos de la misma manera y con la edad esta vitamina tarda más en sintetizarse por eso es importante contrarrestar su falta con una alimentación equilibrada y rica en este tipo de vitaminas.
Además de la edad, otros factores como el estilo de vida, malos hábitos o tonalidad afectan directamente en que nuestro cuerpo la asimile de una manera o de otra.
Nos hacemos más sociables
Además de ser una fuente de vida para nuestro organismo, el sol nos aporta vitalidad y energía que hace una simbiosis maravillosa entre cuerpo y mente. En estos días previos a la primavera ya vemos como se incrementan las horas de luz y eso nos proporciona, incluso de manera inconsciente, más vida social.
No nos cuesta parar y hablar con un vecino en la calle, apetece más salir a pasear y lo hacemos más rato, nos vamos a casa más tarde, tenemos ganas de hacer planes… todos estos pequeños detalles nos aportan bienestar personal y nos hace sentir más vivos.
¿Hay que huir del sol?
No es lo mismo huir del sol que protegerse y tomar precauciones con él. Como a los animales, hay que tenerle respeto pero por ello no vamos a dejar de acercarnos a acariciarlo.
Según un estudio, el 40% de los adultos presenta un déficit de Vitamina D durante la época invernal. Por eso es importante hacer trayectos caminando, pasear y dejar que el sol nos alimente en su justa medida.
Durante esta época de frío y de poco sol, también debemos aumentar la ingesta de alimentos ricos en Vitamina D.
La importancia de una buena protección solar
Aunque el sol es fuente de vida, no debemos olvidar nunca los efectos nocivos que este tiene sobre nuestra piel. Tenemos que aplicar una crema con protección solar tanto en invierno (aunque no veamos el sol) como en verano.
Hoy en día existen muchos tipos de protectores con texturas muy ligeras y suaves que de adaptan a todo tipo de pieles y de circunstancias. Además las hay que aportan color, cobertura e hidratación para que estar guapa/o y protegida/o no este reñido.
Los especialistas recomiendan aplicar el protector solar después de 10-15 minutos de haber estado expuestos a la luz solar para que el cuerpo sea capaz de nutrirse de los beneficios solares sin dar tiempo a que sea dañino para la piel.
Este consejo no es para todo tipo de pieles ya que las hay muy sensibles que deben consultar previamente a su dermatólogo.
Recuerda que es necesario renovar la crema solar cada cierto tiempo y que cuánto más alta sea la protección, más estaremos salvaguardando nuestra salud.